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domingo, 21 de julio de 2024

 

LA LEY MÁS PODEROSA DEL UNIVERSO

 


Todo pensamiento vibra, todo pensamiento irradia una señal y todo pensamiento atrae una señal que se corresponde con él. Este proceso se denomina la Ley de Atracción.

 

La Ley de Atracción dice: «Todo lo que se asemeja se atrae».

Por tanto podemos afirmar que la poderosa Ley de Atracción es un Gerente Universal que se afana en reunir todos los pensamientos que concuerdan.

Para comprender este principio basta con que enciendas la radio y sintonices deliberadamente tu receptor para que capte la correspondiente señal de una antena emisora. No puedes oír la música emitida por la frecuencia de radio 101 FM si sintonizas en tu receptor la frecuencia 98.6 FM. Entiendes que la frecuencia vibratoria debe coincidir, y la Ley de Atracción lo confirma.

 Si en estos momentos deseas algo que no posees, sólo tienes que centrar tu atención en ello y, en virtud de la Ley de Atracción, lo obtendrás, porque cuando piensas en ese objeto o experimentas lo que deseas, emites una vibración, y según esa Ley de Atracción, obtendrás ese objeto o esa experiencia que deseas.

Ahora bien, si deseas algo que en estos momentos no tienes y centras tu atención en el hecho de que no lo tienes, la Ley de Atracción seguirá respondiendo a la vibración de que no lo tienes, de forma que seguirás sin obtener lo que deseas. Así funciona esta ley.

 ATRAES AQUELLO EN LO QUE PIENSAS.

 Según la poderosa Ley de Atracción, atraes hacia ti la esencia de lo que ocupa predominantemente tu pensamiento. De modo que si piensas sobre todo en las cosas que deseas, tu experiencia vital reflejará esas cosas. Por el contrario, si piensas ante todo en lo que no deseas, tu experiencia vital reflejará esas cosas.

Pienses lo que pienses, es como planificar un acontecimiento futuro. Cuando valoras algo, lo planificas. Cuando algo te preocupa, lo planificas. (Preocuparse es utilizar tu imaginación para crear algo que no deseas.)

Cada pensamiento, cada idea, cada Ser, cada objeto... todo es vibratorio, de forma que cuando centras tu atención en algo, siquiera durante un breve espacio de tiempo, la vibración de tu Ser comienza a reflejar la vibración de aquello a lo que prestas atención.

Cuanto más piensas en ello, más vibras como ello; cuando más vibras como ello, más atraes a aquello que se corresponde con tu vibración. Esa tendencia en materia de atracción aumenta hasta que ofreces una vibración distinta. Y cuando ofreces una vibración distinta, las cosas que coinciden con esa vibración son atraídas hacia ti, por ti.

Tu deseo de mejorar tu situación económica no puede cumplirse si envidias la buena fortuna de tu vecino, porque la vibración de tu deseo y la vibración de tu sentimiento de envidia son distintas.

Comprender tu naturaleza vibratoria te ayudará a crear tu propia realidad de forma sencilla y deliberada. Luego, con el tiempo y la práctica, comprobarás que todo lo que deseas puede realizarse fácilmente, pues no hay nada que no puedas ser, hacer o tener.

Por extraño que  te parezca, conviene que empieces a aceptarte como un Ser Vibratorio, pues vives en un Universo Vibratorio y las leyes que rigen este Universo se basan en las vibraciones.

Cuando alcances conscientemente la armonía con las leyes universales y comprendas por qué las cosas responden de la forma en que lo hacen, la claridad y la comprensión ocuparán el lugar del misterio y la confusión.

El conocimiento y la confianza sustituirán la duda y temor, la incertidumbre cederá ante la certidumbre, y la alegría se convertirá de nuevo en la premisa básica de tu experiencia.

«Lo semejante se atrae», de modo que para obtener lo que deseas la vibración de tu Ser debe corresponderse con la vibración de tu deseo. No puedes desear algo, centrarte ante todo en su ausencia y confiar en obtenerlo, porque la frecuencia vibratoria de su ausencia y la frecuencia vibratoria de su presencia son muy distintas. Dicho de otro modo: para obtener lo que anhelas, tus deseos y tus creencias deben vibrar al unísono.

 De modo que pidas lo que pidas —tanto si lo pides a través de tus palabras o de una sutil señal de tu deseo—, tu petición siempre es escuchada y atendida, sin excepción. Cuando pides, siempre se te concede, pero es muy importante que sepas esto:

 PERO…DEBES SABER QUE TODO A LO QUE LE PRESTES ATENCIÓN LO INVITAS A ENTRAR EN TU VIDA…BUENO O MALO…

Cada pensamiento en el que centras tu atención se expande y se convierte en una parte más importante de tu configuración vibratoria. Tanto si se trata de un pensamiento de algo que deseas o de algo que no deseas, tu atención le invita a formar parte de tu experiencia.

 Puesto que éste es un Universo basado en la atracción, no existe la exclusión.

 Todo se basa en la inclusión. Así, cuando contemplas algo que desearías experimentar, te concentras en ello y gritas ¡sí!, lo incluyes en tu experiencia.

Pero cuando contemplas algo que no deseas experimentar, te concentras en ello y gritas ¡no!, también lo incluyes en tu experiencia.

 No lo invitas a entrar con tu «sí» y lo excluyes con tu «no», porque en este Universo basado en la atracción no existe la exclusión.

 La invitación reside en el hecho de centrarte en ello. Lo invitas a entrar prestándole atención.

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